XXVIII FERIA DE ARTESANÍA “CIUDAD DE VIANA”
Viernes, 20 de marzo.
19:30 h. Centro cultural Navarro Villoslada.
Charla a cargo de Joxe Mª Esparza Zabalegi
Del sábado, 21 al domingo 29 de marzo en la Casa de Cultura, abierta la exposición.
Lunes a viernes: de 18:00 a 20:00 h.
Sábados: de 12:00 a 14:00 h.
y de 18:00 a 20:00 h.
Domingos: de 12:00 a 14:00 h.
Aritz INTXUSTA en “Naiz:”. 27/10/2011
La realidad tiene fama de ser tozuda. Muchos han sido los grupos de presión que venían minando desde hace tiempo la realidad cultural e histórica común de los vascos bajo la peregrina excusa de que no coincide con un mapa autonómico diseñado hace tres décadas. Según explica José Mari Esparza, desde el año 2000 arrecian los intentos de hacer desaparecer el concepto Euskal Herria hasta de los libros de texto. Esta campaña es la que le animó a iniciar un trabajo de recopilación de distintos mapas que plasman la unidad y los lazos entre las siete provincias.
Más allá de las mugas administrativas, Euskal Herria (que, como señala el autor, ha tenido muchos nombres) constituye una realidad cultural e histórica incuestionable, ya sea en un atlas a escala o a pie de calle. No resulta difícil cerrar los ojos e imaginar el contorno que dibujan los siete herrialdes. Sin embargo, recientemente el Tribunal Supremo de Nafarroa falló, para censurar unos libros de texto de las ikastolas, que Euskal Herria es una «entelequia» sin fundamento histórico.
Discursos parecidos, bajo el manido eslogan de «Euskal Herria no existe», se han escuchado en boca de José María Aznar o en su sucesor, Mariano Rajoy. Es un lema muy asimilado por la derecha españolista, que trata de argumentar que ese contorno que dibujan los siete territorios no es sino una invención de Sabino Arana. No obstante, resulta bastante difícil de creer que Arana estuviera conchabado con los monjes de Sain Sever que señalaron en el mapa la localización de «Wasconia» en el siglo XI y mucho menos con el geógrafo griego Estrabón, quien delimitó en sus escritos los territorios vascos hace dos mil años. A todas luces, es bastante disparatado atribuir al vizcaíno la capacidad de viajar en el tiempo.
José Mari Esparza, sin embargo, ve necesario zanjar absurdas polémicas y, para ello, ha acometido un importante trabajo de recolección de mapas por más de veinte archivos de Europa, que acompaña además de testimonios orales, como el de Estrabón, a los que Esparza considera como «cartografía oral». El resultado de esta labor, iniciada hace una década, ha tenido por fruto el libro «Mapas para una nación», que se acompaña de un DVD con 120 cartografías en alta resolución. « ¿Cómo es posible que, en el año 2000, después de siglos hablando del mismo concepto, ahora algunos nieguen la mayor?», se seguía preguntando Esparza ayer.
Algunos de los mapas son muy conocidos, como el editado por Louis Lucien Bonaparte en el año 1863, donde se recogían, además de las siete Provinces Basques, los dialectos y los subdialectos del euskara. El historiador Arturo Campión llegó a definir el trabajo del primo de Napoleón como un «monumento». De hecho, las instituciones navarras le concedieron tanta importancia al mapa, que estuvo enmarcado y protegido por un cristal en un lugar de honor, el vestíbulo del Archivo de Nafarroa, en el Palacio de la Diputación. Lamentablemente, desde hace algunos años ya no está a la vista, sin que haya trascendido el motivo.
Fundamentalmente, el libro se nutre de otros documentos, más desconocidos, que abordan distintas facetas del territorio y, también, perspectivas sorprendentes. Quizá, al lado sur de la muga se está más acostumbrado a ver cartografiadas las provincias vascas dentro de un espacio más amplio, en el que aparece el resto de la península e incluso el norte de Marruecos asomándose. Por eso, resulta extraño, un mapa que se corta a la altura de Barcelona (como si fuera más lógico que se nos aparezca Burdeos). Según señaló ayer en la presentación el prologuista del libro, el historiador Juan Madariaga, los mapas normalmente son «representaciones o reconstrucciones de una realidad con un componente ideológico».
Este sustrato ideológico puede provenir tanto del propio autor como de quien encarga un mapa (antes de que aparecieran los satélites, las cartografías eran realmente muy costosas de elaborar). Por eso, muchas veces los mapas acaban siendo «instrumentalizados» y tienden a eludir países «que no deberían existir». Pero la realidad es tozuda. Existen mapas firmados por flamencos y elaborados por etnógrafos poco sospechosos de tener intereses ocultos en hacer desaparecer el país de los vascos donde se marca con un color diferente a Euskal Herria.
El mérito del libro está, entre otras cosas, en haber descubierto mapas como esos, que tienen la legitimidad objetiva de ser «ajenos al nacionalismo y, en la mayoría de las ocasiones, anteriores al mismo». Normalmente, según explicó Madariaga, las principales instituciones que han tenido interés en elaborar mapas sobre Euskal Herria han sido los Estados. Como ejemplo curioso, Esparza destacó un mapa elaborado por Francia, prácticamente 200 años después de que Nafarroa fuera conquistada por las tropas del Duque de Alba. El geógrafo oficial de París, Nicolás de Fer, cartografió todo el Pirineo y señaló a Nafarroa Garaia con la inscripción «Usurpée par les Espagnols». Muchos de los mapas que aparecen en el libro fueron encargos del Ejército español, que tuvo un particular interés en los territorios vascos, sobre todo, a raíz de las guerras que asolaron el Estado a lo largo del siglo XIX. Por destacar alguno de ellos, el libro recoge un «Mapa de las provincias vascongadas y Navarra» encargado por el Rey Alfonso XII en el último tercio del XIX, donde aparecen coloreados e indicados todos los hechos de armas de la entonces reciente Segunda Guerra Carlista.
Según explicó Esparza, es común en la abundante cartografía militar representar a las cuatro provincias de Hegoalde todas juntas, ya que éste es un territorio «fronterizo y conflictivo». De hecho, no sería hasta bien entrado el franquismo cuando los cartógrafos españoles empezaron a separar a Nafarroa de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. La motivación política se intuye, ya que la hermandad entre las distintas administraciones entronca con un pasado y una lengua común. El mapa de Euskal Herria, que el libro juzga como «maltratado» a lo largo de la historia, ha tenido muchas variantes. Pero estas diferencias han tenido más que ver con la denominación que con los límites del mismo. Cervantes, por ejemplo, denominó a todo Hego Euskal Herria como «Vizcaya», otros lo dividirán en dos Bizkaia y Nafarroa.
Muy curioso, a la par que clarificador, es el mapa de Jorge Torres Villegas, en el que se divide en tres partes el Estado español. El más amplio es la «España uniforme o Constitucional» que aúna las Castillas con Andalucía y las provincias del Norte, incluida Galicia. A lo largo de su flanco este aparece la «España incorporada o asimilada», que recoge a Catalunya, la Comunitat Valenciana y las Balears. La tercera división es la «España Foral», que incluye a las cuatro provincias. Quizá menos impactantes, pero no menos relevantes, son los testimonios escritos que reconocen la existencias de los nexos entre vascos. Así, «Mapas de una nación» elige textos de toda índole que sirven para delimitar el contorno de Euskal Herria. Aparecen las palabras de un militar prusiano que combatió durante la Segunda Guerra Carlista y habla de las aduanas, pero también qué es lo que entienden las enciclopedias, como la Espasa-Calpe, bajo la denominación Euskal Herria: «Territorio que comprende las provincias españolas de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya y los antiguos países de Labourd, la Soule y Baja Navarra». Más osada aún es la definición de la Larousse, que apunta que «durante la antigüedad Navarra constituía una parte indiferenciada del territorio de los vascones, lo que más tarde se denominaría Euskal Herria». O sea, que Euskal Herria existe.
XXVIII. “VIANA HIRIA” ARTISAUTZA AZOKA
Martxoak 20, ostirala.
19:30ean, Navarro Villoslada aretoan.
Hitzaldia Joxe Mari Esparza Zabalegiren eskutik.
Martxoaren 21etik 29ra, Kultur etxean, erakusketa irekita egongo da.
Astelehenatik ostiralera: 18:00etatik 20:00etara
Larunbatean: 12:00etatik 14:00etara
eta 18:00etatik 20:00etara
Igandean: 12:00etatik 14:00etara
IÑIGO ASTIZ “Berria”n 2011/11/02
Egia da. Inongo lur neurtzaileak existitzen ez den herrialde baten kartografoak gara». Joseba Sarrionandiari lapurtu dizkio hitzak Jose Mari Esparza idazleak bere azken liburuaren nondik norakoa azaltzeko. «Nazkatu egin naiz azkenerako Euskal Herria existitzen ez dela diotenez eta sekula existitu ez dela diotenez. Kartografo ez ginenok kartografo bihurtu behar izan dugu, aurrez bazela bagenekien irudi bat irudikatzeko».
Artxiboz artxibo ibili da Euskal Herriari buruzko mapak biltzen, eta Mapas para una nación liburua argitaratu du orain Txalaparta argitaletxearekin (Nazio batentzako mapak). Euskal Herria berriz ere mapan jartzea izan da haren asmoa, eta 120 mapa baino gehiago jaso ditu horretarako, XII. mendean hasi, eta 1992ra artekoak. Will Durant historialariaren hitzak hautatu ditu Esparzak liburuari hasiera emateko: «Begiratu ditzagun mapak; mapek, aurpegiek bezala, historiaren sinadura daramatelako». Hori da liburuan proposatzen duen ibilbidea. Mapen kartografia moduko bat egin du. Izan du non aukeratua, Juan Madariaga historialariak azaltzen duenez. «Modu sistematikoan izan gara euskaldunok mapatuak, 21 mende luzeetan.
Eta azken ehun urteetako salbuespenak salbuespen, Baskoniari buruz egin den kartografiaren zatirik handiena herriarenak ez diren erakundeek agindu zuten. Oro har kalterako xedeekin». Artxibo militarretan aurkitu ditu Esparzak, adibidez, Euskal Herriari buruzko mapa asko eta asko.
Zazpi ken lau 1953an argitaratu zuen Pio Barojak El PaísVasco liburua (Euskal Herria). Tuteratik Baionaraino egindako ibilaldia kontatzen zuen bertan, eta zazpi herrialdeak zituen mapa hau ere bazuen orrien artean. 1988an, baina, liburua berriz editatzea erabaki zuen Madrilgo argitaletxe batek. Bigarren edizioan, zazpi herrialde zirenak hiru bihurtu zituzten editoreek eta Caro Baroja idazlearen semeak. Araba, Gipuzkoa eta Bizkaia soilik. Frankismoan zazpi zirenak demokrazian hiru bilakatu ziren. Izan ere, mapak ez dira inuzenteak, Madariagak azaldu duenez. «Mapak ez ziren espazioan gidatzeko tresna xaloak, inolako asmorik gabeko tresna zientifiko estimagarri, duin eta zuzenak, baizik eta indartsuen mesedetan eginiko manipulazio interesatuak». Erakusteko beste daukate ezkutatzeko. «Mapak ez dira errealitatearen erreprodukzio bat, irudikapen bat baizik. Ideologizatuta daude beti lurraldeez egiten diren irudikatze horiek».
Euskal Herrikoa ez da salbuespena, baina Madariagak eta Esparzak diotenez, nahikoa kontzeptu sustraitua izan da historian Euskal Herriarena. Hamaika klasetako idazle, historialari eta pentsalarik onartutakoa. Historia berreskuratzea Esparzak dioenez, 2000. urtean hasi zen hori aldatzen Nafarroan. «Euskal Herria ez dela sekula existitu, entelekia bat dela eta ameskeria bat baino ez dela entzuten hasi behar izan genuen orduan». Abertzaletasunarekin lotu nahi izan zuten Euskal Herriaren ideia, Esparzaren hitzetan. Sabino Aranak asmatutako gezur bat baino ez zela esatera heldu zirela gogoratzen du. «Gauetik goizera, ukatu egin nahi zuten kontzeptu horrek urteetan izan zuen pisua. Duela gutxira arte edozein gisako politikok onartzen zuen errealitate hori. Alde batetik, Euskal Herria bazegoela, eta, bestetik, hiru gune administratibo egon direla. 2000. urtetik aurrera, eskola liburuak kentzen hasi ziren, eguraldiko mapak aldatzen… Euskaltzaindia izan zen 2003an Euskal Herria kontzeptuaren alde hitz egin zuen erakunde garrantzitsu bakarra».
Kontzeptuaren historia berreskuratzea izan da haren asmoa. Dioenez, azkenaldiko joera bat baino ez da Euskal Herria kontzeptuaren aurkakotasun hori. Aizpundarrak jartzen ditu urte gutxian eman den aldaketa hori azaltzeko adibide gisa. 1932an esandakoak dira Rafael Aizpunen hitzok: «Nafarroako bere ahizpekin izan behar du euskal estatutuko kide». 1978koak dira, berriz, UPN alderdiaren sortzaile eta Rafaelen seme Jesus Aizpunen hitzok: «Nafarroak ez du euskaldunekin zer ikusiri, ez historikoki, eta ezta linguistikoki ere». «Halakoei erantzuteko idatzi dut liburua», aitortu du Esparzak. «Bakoitzak defenda dezala nahi duen eredu autonomikoa, baina ez dezatela esan historikoki errotutako kontzeptu bat asmakeria hutsa denik». Dokumentuak ditu alde.
1564koa da Euskal Herria kontzeptuaren lehen agerpen idatzia. 1571n Lizarragaren bibliakoa jotzen zen lehen agerralditzat, baina 2003an Joan Perez Lazarragaren testuan aurkitu zuten «euskal erria» hitza. 1564koa da dokumentu hori, eta, oraingoz, baita aurkitu den lekukotzarik zaharrena ere. «Idatzizko kartografia» deitzen ditu halakoak Esparzak, idatziz bada ere, Euskal Herria zer den zehazten dutelako. Eta haien bilduma ere egin du liburuan. Helburu militarra II. mendean ageri da lehenengoz «Vasconia» hitza mapa batean, Ptolomeok egindakoan, eta XII. Mendean Saint Sever monasterioan aurkitutakoan ere ageri da «wasconia». Orduan mundutzat hartzen zuten hartan bere leku propio eta guzti. XVII. mendean hasten dira, halere, Euskal Herriari buruzko lehen mapa zehatzak agertzen.
Hego Euskal Herrikoak, gehienbat, baina bada zazpi lurraldeak hartzen dituenik ere. Kartografoek ez dute beti izen bera erabiltzen, halere. Nafarroako Erresumaren irudia egin zuten zenbait kartografok, eta Bizkaia deitu zuten beste batzuek Euskal Herria. Miguel Cervantes idazleak ere hala aipatzen zuen, esaterako. XIX. mendean lehertu zen, halere, Euskal Herriari buruzko kartografia. 100 urte horietan 50 mapa zenbatu ditu Esparzak. «Bi urtean behin mapa bat egiten zela esan nahi du horrek. Egun, Europan sortu diren hainbat herrialdek ere ez dute halako kopururik». Izan ere, gune tirabiratsua izan zen Euskal Herrikoa garai hartan. Bertan izandako gerren zerrenda egiten du Madariagak: Konbentzio gerra, Espainia eta Frantziaren arteko gerra eta Karlistaldiak. «Egun ere egiten diren mapen %90 arrazoi militarrengatik egiten dira, eta sekretuak izaten dira gehienak».